Un intestino enfermo perjudica la piel
Si el intestino no es capaz de absorber nutrientes importantes, estos no pueden llegar al resto del cuerpo. “Todo el organismo se resiente, no sólo la piel”, dice Dauer. “Dependiendo de qué nutrientes no sean absorbidos en cantidades suficientes, se pueden producir alteraciones en la piel como sequedad y falta de brillo, desgarros en las comisuras de la boca o eczemas, cambios en las uñas y pérdida de cabello.”
El azúcar ataca la flora intestinal
No sólo los antibióticos son una carga para el intestino. Según el dermatólogo, el azúcar es también uno de los enemigos de la flora intestinal sana, ya que alimenta a las bacterias y los hongos causantes de enfermedades. „Mucho azúcar, al igual que los antibióticos, provoca un cambio en la colonización intestinal y también en la mucosa intestinal. Como resultado, el intestino ya no puede hacer su trabajo correctamente y también se afecta la piel“, dice Dauer.
Sin embargo, el efecto directo del azúcar sobre las fibras del tejido conectivo de la piel es bastante más problemático: “Este proceso se denomina glicación y se refiere a la sacarificación de las fibras tisulares. El exceso de azúcar que el organismo no puede metabolizar se adhiere a las fibras de la piel y las aglutinan”, explica el médico. Esto puede producir acné, arrugas y manchas de pigmentación.
Las toxinas intestinales influyen en la salud de la piel
Un intestino enfermo no solo tiene problemas relacionados con la absorción de nutrientes valiosos, sino que también favorece la proliferación de patógenos intestinales (bacterias y hongos) productores de toxinas. Esto no solo altera la digestión, sino que también pueden afectar a la piel. Las enfermedades de la piel, como el acné, la dermatitis atópica y la psoriasis, así como las alergias, se asocian a menudo con una flora intestinal dañada.
Recurrir a un médico para determinar la causa de los problemas de la piel
Pero ¿cómo se puede saber si los problemas de la piel se deben a una enfermedad intestinal? „En dermatología se examinan ciertas enzimas y anticuerpos del tracto gastrointestinal, que pueden indicar la presencia de intolerancias alimentarias“, explica el dermatólogo. Esto permite al médico detectar, por ejemplo, la intolerancia al gluten, la intolerancia a la histamina o una alergia a determinadas proteínas de los alimentos.
Si los problemas continúan, además de visitar a un dermatólogo, es aconsejable realizar una consulta con un gastroenterólogo. Cuando la causa de los trastornos cutáneos es una enfermedad intestinal, es importante que ambos especialistas estudien el caso para definir juntos el tratamiento a seguir.