La microbiota de la piel y las bacterias intestinales

Prof. Christine Moissl-Eichinger*

La importancia de nuestras bacterias intestinales es bien conocida, pero muy poca gente sabe que nuestra piel también está llena de vida. La Magíster Anita Frauwallner entrevistó recientemente a la Profesora Christine Moissl-Eichinger, del Centro de Investigación del Microbioma de la Universidad de Medicina de Graz, para tratar este tema. La experta no solo explica la importancia de la microbiota de la piel, sino también su conexión con nuestras bacterias intestinales.

Mag. Frauwallner: Institut Allergosan se dedica principalmente a la microbiota del tracto digestivo y urogenital. Por ello, quisiera que nos cuente un poco acerca de la microbiota de la piel.

Univ.-Prof. Christine Moissl-Eichinger: Con una superficie de algo menos de dos metros cuadrados, se encuentra colonizada por una gran diversidad de microorganismos tales como bacterias, arqueas, virus, hongos y ácaros. Hay muchos más microorganismos en la piel de una sola persona que personas en la Tierra, concretamente unos 100 000 millones. Se calcula que hay unas 1000 especies diferentes de microbios asociados a nuestra piel. La mayoría se encuentra en las capas superiores de la epidermis y en los folículos pilosos. Los más comunes son los cuatro grupos microbianos conocidos como Actinobacterias, Proteobacterias, Firmicutes y Bacteroidetes. La microbiota de la piel como tal está sujeto a la geografía, es decir, la composición de la comunidad microbiana depende de las respectivas condiciones locales. Piel grasa en la cara, piel seca en el antebrazo, axilas húmedas: el microbioma se adapta al microecosistema. En general, el microbioma de la piel no lo tiene fácil, ya que el ecosistema de la piel es muy cambiante y a veces extremo; los microbios deben ser capaces de enfrentarse bien al aumento de los niveles de sal, al bajo pH y a la deshidratación.

En general, la microbiota de la piel tiene una composición muy individual y está sujeto a variaciones, a veces enormes, según la parte del cuerpo. La microbiota de los pies varía de forma especialmente drástica, mientras que en otros lugares -incluidas las palmas de las manos- la microbiota es relativamente estable.

La microbiota de la piel interacciona activamente con el medio ambiente: el cuerpo humano está rodeado de una verdadera “nube microbiana” que intercambia microorganismos con nuestro entorno (con objetos, personas, animales, etc.). Gracias al patrón microbiano específico de cada individuo, un teléfono móvil, por ejemplo, se puede asociar a su propietario con un grado de probabilidad muy alto.

Mag. Frauwallner: Necesitamos la pared intestinal como triple barrera contra cualquier cosa nociva que pueda entrar en nuestro cuerpo con los alimentos. ¿Ocurre lo mismo con la piel y su colonización bacteriana?

Prof. Moissl-Eichinger: Los microbios son un factor importante para mantener la barrera protectora de nuestra piel. Nos defienden contra los patógenos, favorecen el bajo pH de la piel y apoyan nuestro sistema inmunológico. Al principio del desarrollo, el sistema inmunitario aprende a distinguir los microorganismos beneficiosos de los patógenos. Para ello, también es necesario el contacto microbiano con la piel.

Los estudios han demostrado que los ratones adultos reaccionan de forma sensible a los microorganismos con los que no han tenido ningún contacto previo. Sin embargo, si la piel de los ratones recién nacidos se trata con dichos gérmenes, el sistema inmunitario se acostumbra a estos “compañeros” y los recuerda de por vida. Si bien esta familiarización se produce en un período muy breve, es crucial para la tolerancia a lo largo de toda la vida.

Mag. Frauwallner: ¿Existen ciertas “bacterias clave” en nuestra piel que desempeñan un papel especial, al igual que las cepas bacterianas líderes del intestino?

Prof. Moissl-Eichinger: Los microorganismos que aparecen con mayor frecuencia en la piel son bacterias pertenecientes a los géneros Corynebacterium, Propionibacterium y Staphylococcus. Las propionibacterias se encuentran con mayor frecuencia en zonas más grasosas, mientras que las corinebacterias tienden a preferir las zonas húmedas. Además de las bacterias, otros grupos de microorganismos, especialmente los del género Malassezia (hongos lipofílicos), y los del filo Thaumarchaeota (arqueas) también desempeñan un papel importante.

Ciertos microorganismos, entre ellos algunas cepas de Propionibacterium acnes, pueden eliminar otros microbios – posiblemente patógenos – con la ayuda de sustancias antimicrobianas. A su vez, se ha demostrado  que algunos microbios, como Staphylococcus epidermidis, tienen un efecto calmante sobre el sistema inmunitario.

Mag. Frauwallner: ¿Hay algún tema que resulte especialmente interesante en este momento o del que podamos esperar nuevos hallazgos?

Prof. Moissl-Eichinger: En este momento estamos especialmente interesados en los microorganismos del filo Thaumarchaeota, que pertenecen al grupo de microorganismos de las arqueas. Hemos podido demostrar que la aparición y la frecuencia de los Thaumarchaeota dependen sobre todo de la sequedad de la piel y de la edad: las personas mayores y los niños, así como las personas con la piel muy seca, suelen tener estos microorganismos en su piel. Probablemente realizan un importante “servicio de limpieza”, mejoran el valor del pH de la piel y presumiblemente incluso el olor corporal, ya que descomponen los compuestos nitrogenados.

Mag. Frauwallner: Hoy sabemos que la microbiota intestinal tarda casi tres años en formarse de manera estable después del nacimiento. ¿Qué ocurre con la microbiota de la piel y qué factores influyen en su evolución?

Prof. Moissl-Eichinger: La microbiota de la piel es una mezcla de microorganismos asentados temporal y permanentemente. En el momento del nacimiento y después del mismo, los microbios de la madre, la familia y el entorno se transfieren a la piel del recién nacido: si el niño nace de forma natural, los microbios de la vagina dominan inicialmente en la piel, en el caso de los bebés por cesárea los microbios de la piel de la madre y el padre. Los bebés prematuros que inicialmente tienen que ser atendidos en la unidad de cuidados intensivos adoptan temporalmente el microbioma de su entorno (hospitalario).

La microbiota de la piel está influenciada por diversos factores, como la nutrición, los hábitos de higiene, la edad, el sexo, las enfermedades o la ingesta de medicamentos.

La alteración del equilibrio de la piel por una higiene excesiva es especialmente evidente. Recientemente, se han vuelto a alzar voces a favor de una menor higiene. Esta “reducción de la limpieza” encuentra incluso partidarios entre muchos famosos: la exigencia es ducharse sólo dos veces por semana.

Especialmente cuando se trata de productos de higiene, merece la pena echar un segundo vistazo: Los llamados jabones “antibacterianos” suelen contener ingredientes que favorecen la resistencia. Algunos ingredientes ya han sido prohibidos en los Estados Unidos. Esto es algo bueno, porque un jabón común es suficiente para la higiene normal.

Mag. Frauwallner: Y ahora, por supuesto, la pregunta más apasionante: ¿Cómo está conectada la microbiota de la piel con la colonización bacteriana intestinal?

Prof. Moissl-Eichinger: Se supone que la salud de la piel está conectada con la microbiota intestinal a través del sistema inmunitario. Así, una baja diversidad (= variedad) de la microbiota intestinal del niño se ha relacionado con el desarrollo posterior de dermatitis atópica. Además, un gran porcentaje de pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal también tienen problemas de piel; probablemente el sistema inmunitario también esté implicado.

Es de suponer que el sistema inmunitario necesita entrar en contacto con una variedad de microbios a muy temprana edad para poder distinguir los beneficiosos de los patógenos a lo largo de la vida.

Mag. Frauwallner: Cada vez hay más personas que sufren problemas de piel. ¿Muchas de esas personas tienen la microbiota de la piel desequilibrada? ¿Por qué ocurre y qué enfermedades pueden estar relacionadas con dicho desequilibrio?

Prof. Moissl-Eichinger: El envejecimiento, la nutrición, la ropa, los cosméticos, la radiación UV y las medidas de higiene influyen en la microbiota de la piel. Pero la composición de la comunidad microbiana también está regulada por las interacciones de las células humanas con las microbianas. Si se altera el funcionamiento normal del sistema inmunitario, suele producirse un desequilibrio de la microbiota. Este es el caso, por ejemplo, de la psoriasis o de la dermatitis atópica.

Durante mucho tiempo se asumió que el Propionibacterium acne desencadenaba el acné. Sin embargo, es interesante que las personas con acné tienen casi el mismo número de estos microorganismos en su piel que las personas sanas. Así que parece haber una pequeña pero sutil diferencia, que posiblemente se encuentre en la función de los microorganismos (teniendo en cuenta que incluso microbios estrechamente relacionados pueden asumir funciones diferentes).

Las formas de la enfermedad de la rosácea se asocian a un aumento de Demodex, los ácaros del folículo piloso. Estos ácaros tienen su propio microbioma, que a su vez provoca inflamaciones en la piel humana.

Las dermatitis atópicas se han asociado a la colonización por Staphylococcus aureus y a una reducción significativa de la diversidad de los microorganismos presentes.

La psoriasis se caracteriza por la presencia de diferentes signos y síntomas, entre ellos, una piel extremadamente seca. Se cree que la psoriasis – al igual que la enfermedad de Crohn – está causada por un problema del sistema inmunitario en cuanto a la tolerancia a los microorganismos. Sin embargo, no está claro exactamente qué microorganismos están implicados, ya que las zonas de la piel con psoriasis presentan una microbiota de composición normal, pero con un mayor número de microorganismos.

Mag. Frauwallner: ¿Cuenta con información preliminar acerca de la influencia que pueden tener los probióticos en la microbiota de la piel a través del intestino? De ser así, ¿qué enfermedades cutáneas han sido tratadas con éxito?

Prof. Moissl-Eichinger: Ya hay resultados preliminares disponibles. Se han observado efectos positivos indirectos (desde el intestino) del consumo de probióticos, especialmente en casos de eczemas y psoriasis. La ingesta temprana de probióticos tuvo un efecto positivo en el desarrollo posterior de eczemas en niños. En este sentido, hay que seguir investigando, por un lado, en lo que respecta al diagnóstico de las enfermedades cutáneas y, por otro, en lo que respecta a la terapia con probióticos y prebióticos.

Un posible candidato para la aplicación de probióticos es el Staphylococcus epidermidis. El succinato, un producto de fermentación de Staphylococcus epidermidis, puede inhibir el crecimiento de Propionibacterium acnes. Curiosamente, podría utilizarse Propionibacterium acnes, por ejemplo, para suprimir las cepas estafilocócicas resistentes a los antibióticos, lo que se ha demostrado en el caso del microorganismo resistente a la meticilina “USA300”, que puede causar una neumonía mortal. En estos casos, por supuesto, tendría mucho más sentido combatir dicho microorganismo con probióticos que hacerlo aún más fuerte administrando más antibióticos.

Mag. Frauwallner: ¿Qué opina de las cremas con bacterias probióticas? Normalmente dichas bacterias no están vivas, ¿aún así tienen efecto?

Prof. Moissl-Eichinger: Por supuesto, sería absolutamente deseable poder aplicar las bacterias beneficiosas directamente sobre la piel. Ya hay algunos productos de este tipo en el mercado. Por ejemplo, se ofrecen líquidos con microorganismos vivos, que supuestamente reducen los olores corporales.

Esto se basa en la suposición de que los probióticos refuerzan la barrera cutánea, aumentan la hidratación, protegen contra los rayos UV y, por tanto, contrarrestan el envejecimiento de la piel, lo que ya parece tener un éxito parcial. Especialmente en el caso de la rosácea o el acné, ya se han registrado efectos positivos.

Curiosamente, los lisados celulares, es decir, los componentes de las células, también parecen tener un efecto regulador. También se está investigando el uso de prebióticos. Pero quizás ya estemos aprovechando el efecto de los prebióticos: por ejemplo, sospechamos que la urea añadida en las cremas para la piel sirve como fuente de nitrógeno para microorganismos especiales y, por tanto, favorece su actividad.

Sin embargo, los expertos coinciden en que hay que investigar mucho más en este sentido.

Mag. Frauwallner: También es muy interesante que la microbiota de la piel pueda ser “trasplantada”. ¿Cómo pueden imaginarlo nuestros lectores y para qué enfermedades se utiliza este método? ¿Qué resultados se pueden conseguir con el mismo?

Prof. Moissl-Eichinger: Lamentablemente, los estudios serios realizados hasta ahora se han limitado a modelos de ratón. En estos experimentos, se aplicaron microorganismos aislados de la piel sana a la piel enferma de ratones con dermatitis atópica. Sorprendentemente, las pruebas con los microorganismos de la piel sana mostraron una mejora significativa de la situación. Un procedimiento similar también sería concebible en humanos, y hay grandes esperanzas de que este procedimiento pueda llegar a funcionar de forma similar al trasplante de heces. En este caso, se transfieren heces especialmente preparadas de pacientes sanos a enfermos.

Mag. Frauwallner: ¿Qué espera de la medicina probiótica para la microbiota de la piel?

Prof. Moissl-Eichinger: Los prebióticos y los probióticos, elegidos cuidadosamente, incluso de forma individual, tienen un enorme potencial para ayudar a muchos pacientes con enfermedades cutáneas. Ambos representan una alternativa real, pero aún es necesario investigar mucho.

* La Profesora Christine Moissl-Eichinger dirige el Centro de Investigación del Microbioma de la Universidad de Medicina de Graz. Hace poco desarrolló un “apósito para heridas” hecho de microorganismos, que puede utilizarse para generar nuevos tejidos.

 

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