Proyectos de investigación
Microbioma de la mujer
Los probióticos reducen los efectos secundarios de la quimioterapia
En los países industrializados, el 30,5 % de los cánceres femeninos corresponde al cáncer de mama y la tendencia es al alza. Gracias a los avances en la detección temprana y a los nuevos conceptos terapéuticos, la tasa de curación ha aumentado considerablemente en los últimos diez años. Los estudios con probióticos muestran resultados realmente prometedores en el tratamiento de los efectos secundarios de las terapias contra el cáncer. Actualmente, una de cada ocho mujeres desarrollará un cáncer de mama a lo largo de su vida. El riesgo aumenta con la edad. Las mujeres más jóvenes rara vez se ven afectadas: la edad media de aparición del cáncer de mama es de 64 años, varios años por debajo de la media de todos los cánceres; una de cada cuatro mujeres afectadas tiene menos de 55 años y una de cada diez menos de 45.
Bacterias intestinales y hormonas
Las bacterias intestinales y su interacción con el equilibrio hormonal están pasando a ser el centro de atención de los científicos. Los resultados de las primeras investigaciones indican que el microbioma intestinal desempeña un papel fundamental en la regulación de las hormonas del propio organismo y, por tanto, podría influir en el riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con las hormonas.
El intestino y el cerebro están estrechamente conectados a través de las vías nerviosas (sistema nervioso enteral), los productos metabólicos de las bacterias intestinales y las hormonas, entre otras cosas. Por ejemplo, el intestino puede indicar al cerebro qué nutrientes le faltan al organismo. Toda una serie de nuestras hormonas ("sustancias mensajeras") se producen incluso en el propio intestino, en función de la composición de nuestra flora intestinal.
La flora vaginal como escudo protector
La flora vaginal femenina, con sus numerosos lactobacilos, no solo es de gran importancia durante el parto, sino que acompaña a toda mujer a lo largo de su vida como un "escudo protector". Según el profesor Huber: "El estrés, los cambios hormonales (durante el embarazo, la menopausia o los anticonceptivos hormonales), los antibióticos, el tabaquismo, los alimentos ricos en azúcar y mucho más hacen que este escudo protector se "desmorone", dando lugar a una "disbiosis vaginal", un desequilibrio de la flora normal." El resultado: las bacterias y los hongos nocivos se multiplican y provocan infecciones en todo el tracto urogenital. Entre el 25 y el 30 % de las mujeres sufren de vaginosis bacteriana, muchas de ellas de hongos vaginales y sequedad vaginal y también son frecuentes las infecciones urinarias recurrentes.