El sistema inmunitario y su importancia para el intestino

Cuando el tiempo vuelve a ser brumoso, sombrío y húmedo, vale la pena tener un sistema inmunitario fuerte. En esta época, la probabilidad de contraer gérmenes es mucho mayor que en los cálidos meses de verano, y el resfriado se vuelve bastante común. Hablamos repetidamente del sistema inmunitario como parte del sistema de defensa de nuestro organismo. Pero, ¿cómo funciona este sistema y contra qué nos protege?

La función del sistema inmunitario

El sistema inmunitario está formado por una red compleja de células, tejidos y órganos que ayudan a nuestro cuerpo a combatir infecciones y otras enfermedades.  Se clasifica en innato y adquirido. El sistema inmune innato (brinda una respuesta temprana e inespecífica contra los “atacantes”) y otro adquirido (que brinda una respuesta específica para diferentes moléculas). En cuanto se descubre una sustancia extraña (por ejemplo, una bacteria, un virus o incluso células tumorales), se pone en marcha un proceso para neutralizarla. Este proceso es la reacción inmunitaria de nuestro organismo. Si bien cada sistema de defensa (innato y adquirido) tiene sus propios componentes y mecanismos de acción, juntos forman un gran equipo que nos protege contra los intrusos.

El sistema inmune innato

La tarea de este sistema es reaccionar antes de que ocurra una respuesta inmune específica. Este sistema incluye barreras físicas como la piel y su manto ácido protector o el ácido estomacal, que elimina los cuerpos extraños que han entrado en el organismo a través de los alimentos debido a su bajo pH. Si un cuerpo extraño logra penetrar estas barreras, otros mecanismos deben garantizar que se destruya, que se vuelva inofensivo o que no se propague.

Entre las células de intervienen en dichos mecanismos se encuentran los monocitos, los macrófagos y los granulocitos, que tienen la capacidad de realizar fagocitosis, es decir, de “engullir” y destruir los inmunógenos (cuerpos extraños). Luego están las células asesinas naturales (células NK) que pueden reconocer células infectadas por virus y células tumorales y destruirlas. Otros integrantes del “equipo” de defensa innata son:

  • La lisozima, que es una enzima que destruye la pared celular de las bacterias.
  • En la sangre hay un sistema adicional llamado sistema del complemento. Este se activa en respuesta a una señal y disuelve la célula objetivo (este proceso se denomina lisis).
  • Además, hay proteínas plasmáticas (p. ej., PCR, a menudo se mide su nivel en sangre para ver si hay una inflamación en el cuerpo), que aseguran que que aseguran que el sistema del complemento pueda atacar al inmunógeno.
  • Las citoquinas, que activan a los macrófagos y a los granulocitos, desencadenan la producción de proteínas plasmáticas e inhiben la producción de partículas virales.

El sistema inmune adquirido

El trabajo de este sistema específico es reaccionar activamente contra ciertos inmunógenos. Una vez que se reconoce un inmunógeno, el sistema inmune específico reacciona lentamente, porque primero debe activarse. Si hay una segunda exposición al mismo inmunógeno, nuestro cuerpo ya sabe qué hacer y reacciona mucho más rápido. Los componentes de este sistema de defensa son los linfocitos B y T, que continúan diferenciándose tras el contacto con “su” inmunógeno. Esto significa que la respuesta inmune específica se vuelve aún más específica.

Los linfocitos B se convierten en células plasmáticas y células B de memoria. La tarea de las células plasmáticas es la formación de anticuerpos. Las células B de memoria, como su nombre lo indica, deberían recordar los inmunógenos y desencadenar una respuesta inmunitaria más rápida una vez que nuestro cuerpo entre en contacto nuevamente con el mismo inmunógeno. Los anticuerpos se producen para unir antígenos y neutralizarlos. Si se pueden detectar ciertos anticuerpos en nuestra sangre, entonces podemos asumir que el sistema inmune adquirido ya se ha familiarizado con el antígeno correspondiente (solo una parte del cuerpo extraño). Esto puede ocurrir cuando el cuerpo está enfermo y, por lo tanto, tiene que producir anticuerpos para recuperarse, o cuando el cuerpo ha sido vacunado y se ha potenciado la producción de anticuerpos.

Los linfocitos T se convierten en tres tipos de células T:

  • Linfocitos T citotóxicos (citotóxicos significa “que son como un veneno para las células”)
  • Linfocitos T cooperadores
  • Linfocitos T inflamatorios

Los sistemas de células B y T trabajan juntos para proteger el cuerpo.

El intestino y el sistema inmunitario

El sistema inmunitario es muy complejo y está repartido por todo el organismo. Este sistema de defensa también incluye, además de las barreras físicas mencionadas, los órganos linfáticos. Estos se dividen a su vez en órganos linfáticos primarios y secundarios. Los linfocitos mencionados anteriormente se producen en la médula ósea y el timo (órganos linfáticos primarios). Los órganos linfáticos secundarios incluyen los ganglios linfáticos, el bazo, las amígdalas y ciertos tipos de tejido en varias mucosas del cuerpo. Aproximadamente el 80 % de las células inmunitarias se encuentran asociadas a la mucosa intestinal. Muchos antígenos diferentes (marcadores que se reconocen como extraños) ingresan a nuestro cuerpo e intestino a través de los alimentos. Por lo tanto, es de suma importancia que la mucosa intestinal esté sana, con células inmunitarias preparadas y una microbiota intacta. En otras palabras, el trabajo principal del sistema inmunitario se lleva a cabo en el intestino. Lo que hace que sea aún más importante preparar este órgano para sus tareas y apoyarlo.

Otro artículo describe el papel del intestino en relación con el sistema inmunitario de la siguiente manera:

“El principio de la defensa inmunitaria también se aplica al intestino: el epitelio de la mucosa del intestino delgado, contiene células similares a los macrófagos que descomponen los agentes patógenos (por ejemplo, de los alimentos) y arrojan sus restos finalmente a los linfocitos T y B. Los linfocitos T cooperadores producen citoquinas proinflamatorias (interleucinas) que deben permanecer en equilibrio, mientras que los linfocitos B atacan al enemigo desintegrado: mediante la producción de inmunoglobulina A, el enemigo es destruido y, por tanto, ya no puede penetrar en la mucosa intestinal.”

El sistema inmunitario y su operatividad dependen en gran medida de un intestino sano. Esto significa que una colonización bacteriana intestinal equilibrada puede fortalecer el sistema inmunitario y evitar que los atacantes ingresen a nuestro cuerpo.

Si apoya su intestino, entonces también está apoyando su sistema inmunitario. El soporte ideal es un probiótico multiespecie con cepas bacterianas seleccionadas. Bifidobacterium animalis W53, Lactobacillus acidophilus W55, Lactobacillus salivarius W57, Enterococcus faecium W54, Lactococcus lactose W58 y Lactobacillus casei W56 son seis cepas bacterianas de origen humano que aseguran que los gérmenes extraños no proliferen tan fácilmente y que los contaminantes y las toxinas se eliminen.

Los prebióticos son alimentos con fibra dietética que actúan como fuente de nutrientes para las bifidobacterias y los lactobacilos beneficiosos de la microbiota intestinal. Dos prebióticos muy importantes son el almidón resistente y el extracto de fibra de acacia. El almidón resistente estimula la proliferación de bifidobacterias y lactobacilos, la producción de ácidos grasos de cadena corta para obtener más energía y el aumento de la biomasa (en otras palabras, aumenta la cantidad de heces y mejora el tránsito intestinal). El extracto de fibra de acacia (Fibregum) es una fibra dietética soluble que se obtiene de la savia seca del árbol de acacia, que ha demostrado ser muy bien tolerada. Además , la función de barrera se mejora con la ayuda de las vitaminas B (vitaminas B2 y B3, las cuales contribuyen al mantenimiento de las mucosas en condiciones normales). El calcio contribuye al funcionamiento normal de las enzimas digestivas. La vitamina D y el zinc, a su vez, contribuyen al funcionamiento normal del sistema inmunitario.

Los probióticos refuerzan las bacterias intestinales beneficiosas y contribuyen a crear el entorno óptimo para que las mismas proliferen. Así, el consumo de probióticos ayuda al intestino a realizar mejor sus tareas y fortalece nuestras defensas.

Cómo fortalecer el sistema inmunitario

Además de apoyar a su intestino, existen otras formas de prepararse para la próxima temporada de frío.

  • ¡Lávese las manos!
    Los gérmenes a menudo se transmiten a través de las manos. Dar la mano o tocar objetos públicos en la vida cotidiana suele ser suficiente para que nuestro sistema de defensa se active. Lávese las manos regularmente y evite tocarse la cara con las manos.
  • Ventile los ambientes regularmente
    El abrir las ventanas y las puertas permite reemplazar el aire de una habitación. El aire fresco no solo es más rico en oxígeno, sino que también fortalece el sistema inmunitario.
  • Evite las aglomeraciones
    Cuantas más personas haya en una habitación, mayor será la probabilidad de contraer infección por gotitas.
  • Evitar el estrés
    Debido al estrés, el cuerpo produce menos anticuerpos, lo que conduce a una respuesta inmunitaria más débil. Tomar descansos regulares y relajarse puede ayudar al cuerpo a recuperarse.
  • Calor/Frío
    La circulación de la sangre se estimula con el cambio de calor a frío. Sin embargo, se recomienda precaución si está resfriado. Las sesiones de sauna y las duchas de contraste solo deben usarse para fortalecer de forma preventiva el sistema inmunitario.
  • Ejercicio al aire libre
    Similar a las duchas alternas, el ejercicio también activa la circulación. La OMS recomienda 150 minutos de movimiento por semana. Para fortalecer el sistema inmunitario, lo mejor es hacer ejercicio al aire libre. Es importante señalar que se debe elegir la ropa y el ejercicio adecuados según la época del año.
  • Dormir
    La regeneración corporal tiene lugar principalmente durante el sueño. Por lo tanto, el sistema inmunitario está fuertemente relacionado con la calidad y la cantidad de sueño. La regeneración tiene lugar durante el sueño, lo que ayuda a mantener el cuerpo en forma y así protegerlo de los “invasores”. Además, se liberan sustancias inmunoactivas en el cuerpo, que también apoyan el sistema inmunitario.

También existen muchos remedios caseros para fortalecer el sistema inmunitario. Estos incluyen el chupito de jengibre, la cura de cebolla y la leche dorada. Los chupitos de jengibre ya están disponibles en muchos supermercados. Pero también puede prepararlos usted mismo en casa. Se dice que las sustancias picantes del jengibre promueven la circulación sanguínea, lo que a su vez elimina los gérmenes del cuerpo más rápidamente. La leche dorada recibe su nombre del color creado por la cúrcuma. La cúrcuma y la miel a menudo se usan en combinación; se dice que tienen un efecto antibacteriano, antiviral, antifúngico y antiinflamatorio. Las cebollas se han considerado durante mucho tiempo un remedio casero probado para muchos problemas, incluidos los resfriados. Las sustancias contenidas en las cebollas tienen un efecto antiinflamatorio y se usan contra los efectos secundarios de los resfriado, el dolor de oído y la tos.

Sin embargo, siempre debe consultar a un experto en caso de duda. Los expertos en ciencias médicas, de la nutrición o del deporte suelen encontrar la manera correcta de pasar la temporada de frío sanos y llenos de energía. Cuide su intestino, porque el 80 % de su sistema inmunitario se encuentra allí y manténgase saludable.

Sobre la autora

Lela Kollos

Dipl.-Ing. Después de completar sus estudios (biotecnología, tecnología alimentaria y asuntos públicos), Anna-Lena Kollos, MA (conocida como Lela) comenzó su formación como entrenadora de atletismo, que completó con distinción en otoño de 2019. A través de su trabajo como entrenadora personalConsultora de comunicaciones con un enfoque en temas relacionados con la salud, trata intensamente con su intuición. Confía en el enfoque holístico y a largo plazo que es necesario para alcanzar los objetivos individuales, tanto en la formación como en la comunicación. Lela ha estado lidiando con su intuición durante muchos años, porque a menudo ha confiado en ella en su camino. Debido a su amplia formación y experiencia, la entrenadora personal cuenta con una gran cantidad de conocimientos.

 

Crédito de la imagen: Fotografía de Marie y Michael

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